Hablaba yo
en el último post sobre probabilidad. Al día siguiente de publicarlo entro en
la clase de física y química de primero de bachillerato y me los encuentro
revolucionados. Me asaltan, literalmente, y me preguntan:
- ¿Puede
explicarnos por qué Santi le tiene miedo a la entropía y a la muerte térmica
del universo?-
-¿Quién es
Santi?- pregunto a mi vez.
- El
profesor de Filosofía- contestan a coro.
Me asombro.
Las palabras "profe de filosofía-entropía-muerte térmica del
universo" no me encajan en la misma frase (lo que dice mucho y bueno de
Santi). Y mas cuando caigo en la cuenta de lo poco (poquísimo) probable que es
que al día siguiente de que un profesor de física publique un post sobre
probabilidad, un profesor de filosofía (¡de filosofía!) les hable a sus alumnos
de entropía (un término íntimamente relacionado con probabilidad) en plan lo
suficientemente misterioso como para motivar tanto su curiosidad. ¡Qué
magnífico ejemplo de suceso muy poco probable que se hace realidad ante tus
ojos como por arte de magia!. Y no puedo imaginar mejor introducción para este
post sobre entropía y sobre el tiempo.
Expliqué en
el post anterior que la probabilidad de encontrar un gas comprimido por sí
mismo en un lado de un recipiente es algo tan extraordinariamente improbable
que nunca se va a observar ni se observará. Realmente esta afirmación depende
de la cantidad de partículas del gas.
Un gas es un
conjunto de partículas que se mueven al azar sin que haya interacción (fuerzas)
entre ellas. Si pensamos en un gas formado por dos partículas (dos moléculas)
entonces es fácil observar como el gas se comprime en una parte del recipiente.
De hecho pasa la mitad del tiempo comprimido en una mitad. Y esto es porque las
moléculas del gas pueden colocarse de cuatro maneras diferentes(cuatro
estados diferentes) en el recipiente y en dos de ellas las dos
moléculas se encuentran en uno (u otro) lado del recipiente. La probabilidad de
encontrar comprimido al gas es de 1 a 2 (1/2).
Si pensamos
en un gas con cuatro partículas encontramos que hay 8 formas de colocar las moléculas y en
dos de estos estados encontramos a las tres moléculas en el mismo lado. Por lo
tanto la probabilidad es 1 a 4 (1/4) y el gas pasa la cuarta parte del tiempo
comprimido. Si pensamos en cuatro moléculas hay 16 estados diferentes y la
probabilidad de encontrar al gas comprimido es 1/8.
Se ve
claramente que, al aumentar la cantidad de moléculas, cada vez es mas
improbable encontrar al gas comprimido en un lado del recipiente. Piensen ahora
que el número de moléculas típico de un gas es del orden de 1023,
esto es, un diez seguido de 23 ceros. Los científicos dicen que es del orden
del número de Avogadro (6'02 1023).
Un gas con tal cantidad de moléculas puede encontrarse en un número
inconcebiblemente alto de estados diferentes y en sólo dos de ellos el gas está comprimido en un solo lado del
recipiente. La probabilidad de que esto ocurra es prácticamente
nula. Conclusión: nunca observaremos un gas real comprimido.
Ahora
piensen y dense cuenta de que la probabilidad de que el gas esté en un estado
ordenado es muy pequeña. O lo que es lo mismo, que el hecho de que las
moléculas de los gases se muevan al azar y de que un gas tenga tan elevado
número de ellas indica que la naturaleza tiende al desorden, ya que hay
muchísimos mas estados desordenados. Los científicos dicen que la entropía (una
magnitud que mide el número de estados y por ello, el desorden) del universo aumenta cuando ocurren los sucesos
naturales.
Y lo
contrario también es cierto: ¿Han visto alguna vez un jarrón roto cuyos pedazos
se unen entre sí para dar lugar a un jarrón intacto?. No lo han visto ni lo
verán. De hecho si ven un vídeo en el que esto ocurriesen dirían que el vídeo
está siendo rebobinado, que el tiempo “va para atrás”. Porque realmente no hay
ninguna ley natural que impida que el jarrón se restaure a si mismo, sólo que la
probabilidad de que las partículas que forman el jarrón se muevan (¡al azar!) en
las direcciones adecuadas para que esto ocurra son ridículamente pequeñas, tan
pequeñas que nunca ocurrirá.
Podemos
decir que el hecho de que una propiedad fundamental de la naturaleza sea que está
dominada a un nivel microscópico
(átomos, moléculas, electrones...) por el azar, se traduce en una tendencia al
desorden que los científicos miden por el aumento de la entropía y que nuestro
cerebro interpreta tal tendencia como el flujo del tiempo (hacia adelante). Por
lo tanto la entropía es la flecha del tiempo: su aumento inexorable apunta la
dirección a la que el tiempo fluye.
¿Y que hay
del otro temor de Santi, eso de la muerte térmica del universo?. Eso lo dejo
para otro post, que si no mis alumnos me dicen que el artículo es demasiado
largo, se cansan, dejan de leer y se
ponen a hacer otra cosa. Lo que, si lo piensan bien, es otro ejemplo de la
tendencia del universo al desorden.
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