Cuando explico
ciencia en mis clases, siempre trato de huir de un error muy extendido: dar la impresión de que
la ciencia es infalible y que se desarrolla en pasos lógicos e inevitables,
siguiendo un guión planificado. O bien de todo lo contrario: algún científico
genial (si puede ser un científico loco en un laboratorio lleno de matraces de
colores que echan humo, tipo Jerry Lewis, mejor) al que se le ocurre una idea maravillosa.
Por eso
considero imprescindible enseñar ciencia paralelamente a hablar de historia de
la ciencia, transportando al alumno a la situación en la que surge la teoría o
hecho físico del que estemos hablando.
Si no lo hacemos
a sí, corremos el serio riesgo de que el alumno no entienda realmente en qué
consiste la ciencia, especialmente en su carácter dialéctico (la realidad es la
que dicta sentencia) y progresivo (los conocimientos nuevos se edifican a
partir de los cimientos anteriores),
Consideremos
la teoría del flogisto, muy extendida
y de boga a principios del siglo XVII. Por aquella época se conocía muy bien
que la calcinación, la quema a elevadas temperaturas en un horno, de sales de
un metal conducía a la formación del correspondiente metal, que tiene menos masa
que la sal de partida. Y al revés, la combustión del metal conduce a la formación
de sales (óxidos), que tienen mayor masa que el metal original.
Hoy esos
cambios de masas son fácilmente explicables: la oxidación incorpora oxígeno al
metal , por lo que el óxido tiene mayor masa. La calcinación significa eliminar
otros elementos de la sal y dejar sólo al metal, por lo que tiene menor masa
que la sustancia original.
Pero.. ¿cómo
se explicaban estos procesos en la segunda mitad del siglo dieciocho?. Según Stahl
los metales tienen incorporados un sustancia asociada al fuego llamada
flogisto. Al calcinar un una sal (una cal
en la época) se le une flogisto y se
obtiene el metal. Al quemar un metal pierde el flogisto y se obtiene una sal.
Por lo tanto, para Sthal un metal es una suma de una cal mas flogisto (de ahí
el término calcinación, incorporación de cal).
Claro está que
esta explicación nos lleva a una conclusión que hoy nos parece absurda: el
flogisto debe tener masa negativa.
Pero no en 1700.
Para ellos el fuego era un elemento mas (junto al aire, tierra y agua) en la mas pura tradición aristotélica (por Aristóteles,
filósofo griego dominador del pensamiento europeo durante dos mil años) y
alquimista.
Pocas teorías
pueden ser mas erróneas, pero hay que ponerse en su época. ¿Cómo no caer en el
error, si crees que el fuego puede ser una sustancia (elemento) y sabes muy poco
sobre la naturaleza del calor?, ¿es criticable que otros científicos hablaran
de “aire flogisticado”, para referirse al nitrógeno por que en él no arden las
cosas (no puede absorber mas flogisto), si la teoría explica bien muchas otras?.
La teoría del
flogisto cayó cuando Lavoisier, en
torno a 1800, mostró la importancia de pesar
todas la sustancias que interviene en una reacción química como método de
estudio de las mismas. Resultó muy fácil demostrar que la ganancia de masa en
una combustión era debida a la incorporación del oxígeno al metal.
La medición de
la masa se convirtió en un método habitual de trabajo, que permitió descubrir en
muy poco tiempo las leyes básicas de la química.
Y la realidad
dictó su sentencia: Lavoisier es el padre de la Química y hoy sólo unos
pocos historiadores de la ciencia y algún friki
de la historia de la ciencia como el que suscribe, saben algo de Stahl y su
flogisto.
No puedo estar más de acuerdo con tu introducción. ¡Yo mismo pensaba de chico que la Ciencia era capaz de arreglar cualquiera de nuestros desaguisados! Ingenuidad la mía =(
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